viernes, 16 de marzo de 2012

Un psicopata en el bosque. Parte 2/2


Brian llego sobre las cuatro de la tarde a la casa de su hermano. Había salido a las tres de la tarde despacho de abogados y decidió hacerle una visita. La casa de tres pisos se alzaba imponente y solitaria rodeada de campos de trigo, su visión produjo en Brian una gran nostalgia, se recordó a si mismo jugando entre los trigales con John mientras sus padres les observaban desde el porche sentados en una mecedora.

Le abrió la puerta Sally, terriblemente bella ataviada con un camisón blanco de tirantes y con el pelo suelto cayéndole sobre los hombros .Le índico que su hermano todavía no había llegado y le invito a pasar y esperarle tomando un café, Brian acepto. Durante un rato estuvieron charlando sentados en el viejo sofá desgastado uno al lado del otro. No podía dejar de fijarse en sus pequeños pechos que se marcaban a través del camisón, durante bastante tiempo estuvo intentado contener la tentación de besarla, no lo consiguió. Sally se aparto le rechazo y le dijo que se fuera de allí. Brian monto en cólera, si lo estas desando tanto como yo, siempre me has querido a mi gritaba. Ante aquel ataque de furia Sally se levanto para marcharse pero sintió que la cogía de la muñeca, de pronto una fuerte bofetada impacto en su cara, su indignación dio paso a un terrible miedo. Más golpes golpearon su cara y empezó a notar el sabor a sangre en su boca.

La llevo arrastrando del pelo hasta la segunda habitación la que un día fuera suya, por el camino ella gritaba pataleaba pero él no hacía caso. Una vez allí, la arranco el blanco camisón de un fuerte tirón y vio por fin aquel cuerpo que durante tanto años había deseado ver y ahora era suyo, como el siempre había predicho que seria. Ella lloraba, a Brian que lo hiciera le ponía aun más nervios y seguía pegándola, quería hacerla callar. La tiró sobre la cama boca abajo bajo su pantalón y empezó a violarla .Ella se resistía pero él era mucho más grande y fuerte que ella y todo intento era inútil. Cansado de escuchar sus gritos empujo su cara contra los cojines con mucha fuerza así por fin consiguió dejar de oír sus quejas.

Cuando sus deseos de poseerla estuvieron satisfechos ya era tarde para la pobre Sally ya no respiraba. Brian la puso boca arriba y la miro. Aun con la cara de un azul pálido, una muesca de dolor en su boca y la sangre que le brotaba de la nariz y la boca, la encontraba tremendamente bella .Se subió los pantalones, la dio un beso en los labios y se dispuso a marcharse.

Cuando iba salió por la puerta se encontró de frente con John, que lo saludó normalmente, el respondió de la misma manera. Su hermano le dijo que iba a saludar a Sally y que ahora estaría con él. Fue el momento que Brian aprovecho para escapar de allí.

Una vez fuera de la casa, se dirigió rápidamente al coche. Busco furiosamente las llaves de su viejo Cadillac en los bolsillos no estaban. No podía volver a casa a buscarlas, miró alrededor y la única alternativa que vio fue correr hacia el bosque ahí quizás tuviera una oportunidad o quizás John no le persiguiera.

Nada más introducirse en el bosque, cuando los primeros sauces y robles le cubrían, escucho un grito salvaje. Supo que iría en su busca y empezó a correr salvajemente.

Cuando recupero el conocimiento sentía un dolor intenso en la parte izquierda de su cabeza, estaba mojado y sentía la lluvia caer con fuerza sobre su rostro. Al abrir los ojos vio a su hermano ataviado con su ropa de caza, le estaba mirando con odio, nunca le había mirado así. Intento incorporarse pero su cuerpo no respondía, no sabía si debido al disparo en su pierna o a las escasas fuerzas de las que disponía en esos momentos. John se acerco a él y saco de su mochila y se la ofreció.

Bebe-. Dijo con tono tranquilo, un tono que a Brian le asusto de una forma que ningún grito o amenaza lo hubiera hecho.

Estaba sediento, casi termino con la botella en un solo trago.

¿Por qué John? ¿Por qué estoy vivo todavía? ¿Por no has acabado conmigo? –Desde que había recuperado la consciencia, estas dudas no paraba de dar danzar por su mente-. ¿Acaso me perdonas la vida después de lo que hecho?

No te engañes hermano-. Contesto con el mismo tono tranquilo, mientras caminaba en pequeños círculos -. Lo que has hecho se merece la muerte y la tendrás, pero padre me enseño que hasta la más miserable de las criaturas merecía una muerte digna y por la espalda o mientras estabas inconsciente no lo hubiese sido. Además deseo mirarte a los ojos  mientras lo hago.

En ese momento Brian comprendo que era el final, su vida acabaría allí mismo en aquel bosque .Pese a todo no había ni una lagrima en sus ojos. Incluso una media sonrisa se apareció en su rostro al comprenderlo todo, si lo hubiese hecho antes no habría  huido se habría  quitado el mismo la vida para que su hermano no tuviera que hacerlo. Si el moriría, pero merecía la pena morir por un motivo así. Su objetivo vital desde que la conoció había sido poseerla y lo consiguió, ya no había nada que el atase a este mundo.

John saco un viejo revolver de uno de los compartimentos de su amplia chaquete, Brian lo reconoció al instante, era el mismo con el que había visto matar a su padre a Maní por morder a la gorda de Tía Frida arrancándole dos dedos de su mano izquierda. Irónico pensó, la vida convirtió a su hermano en la viva imagen de su padre y a él, a él a un simple Pastor Belga al que van a sacrificar.

El arma apunto a la cabeza de Brian, la mano de su hermano temblaba y las lágrimas caían por sus rosadas mejillas. Ambos pensaban lo mismo cuando llego el momento final, en los ojos verdes de Sally, su Sally.


martes, 13 de marzo de 2012

Un psicopata en el bosque Parte I/2


La oscuridad a su alrededor empezaba a envolverle poco a poco, apoyado en un viejo roble con la cabeza agachada intentaba recuperar el aliento. Llevaba muchas horas huyendo por aquel frondoso bosque y un cansancio extremo empezaba a apoderarse de él.

Miró al cielo crepuscular, la noche no tardaría en llegar y un dilema le rondaba la cabeza. Parar a descansar o continuar con su huida durante la noche. Nunca había sido un hombre demasiado fuerte ni resistente con lo que la idea de no detenerse se le antojo imposible, pero si intentaría demorar ese momento todo lo posible.

Reanudo la marcha. Ya no corría furiosamente como lo hiciera en las primeras horas pero sus pasos se sucedían a un ritmo bastante fuerte. Caminaba en la medida de lo posible en línea recta, hacia el norte, donde suponía que se encontraba la ciudad y con ella su posible salvación en aquel bosque sus posibilidades de sobrevivir eran prácticamente nulas.

Después de otra hora más de caminar incesantemente. La claridad se había ido por completo y las pocas estrellas del firmamento no eran suficientes para poder continuar. Era el momento de parar a descansar. Dirigió su mirada atrás hacia el camino recorrido y creyó distinguir una pequeña luz anaranjada a unos kilómetros, esta desapareció a los pocos segundos. Es el pensó.

Se cobijo en una pequeña cueva que se encontró a la izquierda del imaginario camino que seguía. Dentro se sintió protegido del intenso viento que soplaba fuera y que había comenzado a alzarse con la caída de la noche. Se tumbó sobre unas ramas secas que el viento había arrastrado hacia el interior de la cueva. Durante todo el día su cabeza había estado ocupada pensando en la forma de huir y ahora que la oscuridad y el cansancio le impedían hacerlo, el miedo surgía desde lo más adentro de su ser y le cortaba el aliento. Temía porque su perseguidor no descansara y le diese caza pero temía sobre todo por su vida. Intento respirar sosegadamente y parar el ataque de pánico que en aquellos momentos estaba pasando. Empezó a pensar en Sally, su Sally y la visión de sus pequeños ojos verdes mirándole fijantemente con deseo, sentada al lado de su hermano, con un fino traje de encaje blanco que realzaba aquella fina figura. Recordó su voz suave y dulce que cada vez que se dirigía a él conseguía que el corazón le latiera con muchas fuerza. Con aquellas partes de su pasado pasando por su mente consiguió vencer la ansiedad y tranquilizarse, saldría de esta se prometió. El sueño le cogió en sus brazos por una última vez.

Se despertó al alba y lo primero que sintió fue humedad, una humedad que le calaba hasta los huesos, cada movimiento provocaba un dolor frio en su interior. Fuera de la angosta cueva que le había servido de refugio durante la noche, llovía intensamente. Con sólo dar unos pocos pasos, el traje negro de chaqueta con corbata azul a rayas ya estaba empapado. Sobre el cielo una columna de humo gris surgía desde un lugar hacia el sur de donde se encontraba. Era su perseguidor no había duda, no le importaba que el fuego delatase que estaba ahí al acecho incluso seguro que deseaba que su presa le sintiera ahí cerca muy cerca.

Brian comenzó el tortuoso camino hacia la ciudad, se le hacía complicado avanzar la lluvia había convertido en barro la tierra que pisaba y sus mocasines negros se hundían en el, además el camino ya no era llano comenzaba a ascender una alta colina. Avanzaba lo más rápido que las difíciles circunstancias le permitían. Ahora sentía la presencia del cazador a poca distancia. Al principio pensó que su mente le estaba jugando una mala pasada que no esta tan cerca como le sentía, pero varios sonidos entre la lluvia de pisada y hojas caer le convencieron de que estaba ahí y le atraparía.

Mientras ascendía empezó a recordar el día que conoció a Sally. Estaba allí junto a John con su pelo caoba cayéndole sobre el negro vestido de seda. John pronuncio su nombre y ella con un gesto tímido se acerco a él y con sus finos labios rosados le dio dos húmedos besos sobre sus mejillas, supo en ese instante que tenía que ser suya. Pasaron la tarde los tres en la casa familiar, su hermano preguntándole y queriendo saber todo lo que había sucedido durante ese año que no se habían visto, ella callada con las piernas cruzadas escuchando con atención y el estudiando cada gesto de la que en su interior ya era su Sally.

Llego a la cima de la colina, desde ahí arriba se observaba la silueta lejana de la ciudad, una inmensa felicidad le recorrió por dentro. Debía tener un aspecto terrible, empapado con los pantalones llenos de barro hasta casi las rodillas, estaba cansado, tenía miedo y sentía un hambre terrible pero durante un momento aquello no le importo. Estaba cerca de poder dejar atrás el bosque y salvar su vida .Camino con aquella sensación dentro hasta el otro extremo de la colina. La bajada se hacía casi vertical y con enormes piedras por todas partes .Mientras estaba pensado la forma en que afrontaría el descenso, un estruendo seco sonó a su espalda y al instante un fuerte dolor le invadió la pierna derecha. Empezó a dejar de sentirla, perdió el equilibrio y cayó hacia el precipicio que tenía delante. Un disparo en la pierna, una caída de cinco metros y un fuerte golpe en la cabeza no fueron suficientes para acabar con él, pero si para que perdiera el conocimiento.


martes, 13 de diciembre de 2011

Relato Breve "La Fuga".


Las cuatro jóvenes se dirigían a hurtadillas hacia la clase “19”, aquella que tenía un gran ventanal y que María había dejado disimuladamente un poco abierto.

Todas habían sido criadas para lo mismo, para ser las acompañantes ideales de los hombres de la alta burguesía. Sus familias tenían la esperanza de que así podrían tener un buen futuro, incluso de rebote ellos también, y aunque era muy costoso esperaban sacar beneficio cuando ellas estuviesen en edad de casarse, además las medidas de protección del internado eran muy estrictas y aseguraban que todas ellas llegarán a ese momento totalmente puras.

Pero ellas se negaban en redondo a que su vida fuese programada de esa forma, querían vivir libres y eran las únicas entre las más de 100 alumnas, el lavado de cerebro al que eran sometidas constantemente era muy efectivo.

Saltaron por el amplio ventanal hacia el exterior y en el mismo momento en que cada una de ellas ponía sus pies en el suelo corría desesperadamente hacia su preciada libertad.

Inés presa de la fatiga no pudo seguir el ritmo que llevaban sus compañeras y se dejo atrapar por los vigilantes que ya iban en pos de las chicas. Fue un gesto noble, una vocecita en su cabeza le susurró “cede tu libertad a cambio de que tus amigas tengan una oportunidad”.

Ninguna de las beneficiarias del gran gesto de amistad que acaba de realizar Inés se dio cuenta del mismo, estaban demasiado ocupadas intentando vencer al cansancio que poco a poco las iba invadiendo. Delante de ellas apareció Luis, el sucio conserje, en posición de atacar a la que intentara franquear la puerta que el custodiaba. Se miraron y con solo este gesto supieron que debían hacer, lanzarse las tres a la vez hacia la puerta y el “judío” solo podría atrapar a una de ellas.

Así fue y la pobre Paula se quedo pataleando mientras Luis la agarraba con fuerza aguantando sus envestidas desesperadas por escapar de él.

Lo consiguieron, aunque fuese ellas dos solas, estaban fuera de los muros de aquella cárcel de libros y educación femenina, pasaron por el paso subterráneo que comunicaba el recinto escolar con el centro de la ciudad, en el nunca había vigilancia pero debían ser prudentes.

Ya fuera en pleno bullicio de la gran urbe. Respiraban excitadas. Hacía tiempo que no estaban en  lugar como ese, incluso María no recordaba haber estado nunca en un sitio tan abierto se había pasado la vida encerrada entre muros del internado o de su casa.

Voy a volver, tengo mucho miedo-. Con estas simples palabras se despidió y tomaba otra vez el camino que habían recorrido pero en sentido contrario.

Silvia quería haberla detenido, haberla gritado, chillado o intentado convencer, pero sabia que María eran tan obstinada que si había tomado la determinación de volver y de una vez conseguido ese objetivo por el que lucho dejarlo a un lado, no podría hacer nada.

Así se quedo sola, estaba asustada, sin saber que hacer ,ni a donde ir, .Emitió un tímido suspiro y comprendió en ese instante que eso que estaba sintiendo por primera vez era la libertad y rompió a llorar.

miércoles, 30 de noviembre de 2011

Relato breve "Incidente en el metro".


Incidente en el Metro

Al llegar a mi casa y precisamente en el momento de abrir la puerta me vi salir. Intrigado decidí seguirme.

Me vi pulsando compulsivamente el botón del ascenso y mi cara de enfado al comprobar que no llegaba. Algunas veces durante la espera levantaba la mano izquierda y remangándome la chaqueta miraba el reloj. Es evidente que llegaba tarde a algún lugar, pero no tenía ni la más remota idea de a donde me dirigía. Cansado de esperar baje rápidamente las escaleras sin detenerme en ningún momento y yo me seguía.

Me vi salir abriendo la puerta de la calle, me fije fuera llovía torrencialmente.

Pensé en mi otro yo, el que acaba de salir hacia la tormenta, me iba a mojar y era algo que no me gustaría, además llevaba mi traje negro de vestir que me regalo mi madre el día de mi trigésimo cumpleaños con lo que mi humor al sentir la lluvia mojándome seguro que iría a peor.

Antes de salir a la lluviosa noche para seguirme a mí mismo, me detuve a reflexionar en la extraña situación. Intente recordar de donde venia cuando me encontré a mi mismo saliendo de casa, pero no conseguí hacerlo, era algo tan surrealista que por un momento me sentí abrumado. Pero por extraño que parezca esa sensación me duro poco tiempo, la curiosidad de ver hacia donde me dirigía pudo más.

Salí a la calle y me visualice caminaba velozmente hacia la entrada del metro intentado que mi ropa quedara lo más seca posible después del paseo bajo la lluvia.

Seguí mis pasos y sentí algo muy extraño, pese a que la lluvia caía violentamente sobre el asfalto y sobre mi no sentía mojarme y mi ropa estaba completamente seca.

En el metro estuve cerca de mí, incluso mirando pero parecía como si no me percatara de mi propia presencia. Intente comunicarme conmigo mismo pero no lo conseguía, intenta tocarme pero no sentía mi contacto. Cansado de de mis intentos frustrados de comunicarme caí abatido sobre el frio suelo metálico del vagón, a mi izquierda.

Sin motivo aparente ahí tirado en el suelo del metro, me invadió una gran somnolencia y en ese momento se apodero de mí un miedo irracional hacia la situación que como un flash de una vieja cámara fotográfica acaba de revelarse en mi cabeza.

Mientras empezaba a caer en un estado de semiinconsciencia con los ojos ya cerrados, escuche una fuerte explosión, no quise abrir los ojos para comprobar lo que sucedía a mi alrededor además tampoco habría podio me sentía sin fuerza incluso para ese pequeño gesto.

Escuchando los gritos desesperados de pánico a mi alrededor tuve mi último pensamiento, antes de que me invadiera por completo la oscuridad quizás para siempre, fue para aquella deseada cita a la que me dirigía cuando sucedido el incidente del metro, esa cita que podía haber cambiado mi vida, pero eso algo que ya no tenia.


Bueno después de un tiempo regreso estoy realizando cambios profundos en la historia de Ana pronto la retomare o volvere a comenzar desde un nuevo punto :-).
Mientras tanto voy a publicar una serie de relatos propios espero que gusten:-)
Un saludico.

lunes, 4 de julio de 2011

Laberinto de Ana Capitulo 7.


Capitulo 7

El domingo Ana aún sentía las consecuencias de la paliza propinada por su padre la madrugada del viernes, recupero la movilidad de la mano izquierda la que en un primer momento pensó que tenía fracturado algún hueso aunque todavía le dolía bastante e intentaba usarla lo menos posible cosa difícil al ser zurda, la herida de su labio en la parte interior hacía que cada vez que comía escociera mucho al comer y dos moratones en el pecho y su estómago le recordaban las patadas recibidas.
Mientras vestía a Marcos , pensó en que quizás fuese una mala idea haber aceptado la invitación de Inés y haberse abierto aunque fuese un poco a ella, no debería haber cogido el teléfono bebiendo, el alcohol juega malas pasadas. . Pero iba a ir, ya se había comprometido, no era una persona que faltase a su palabra e intentaba verle la parte positiva al menos pasaría tiempo con su hermano fuera de esa casa donde pasaban tantas penalidades.
Antes de salir de casa repitieron el ritual de siempre, ir a darle un beso a su madre.. Estaba dormida, Ana pensó que hacía mucho que no la veía despierta y lucida, durante el día casi siempre se lo pasaba durmiendo, el dolor hacía estragos durante las noches se las pasaba enteras sufriendo, el dolor era inaguantable y los calmantes le hacia efecto cuando el día empezaba a nacer .Cuanto deseaba poder tener una conversación con ella, y aunque le ocultase mucha cosas , no quería preocuparla estando tan enferma, tendría un hombro en el que de verdad confiaba y alguien con quien no tener que esconderse y poder ser ella misma.

Ana tenía la mirada fija en las lineas blancas de la carretera su parpadeo se le hacia hipnótico, sus ojos ocultos bajo unas gafas de sol centraban toda su atención en ellas. Mientras en la parte de atrás del coche , Marcos miraba un cuento mientras Isabel le explicaba todo y le decía entre gritos , que mirará aquí u allá . Isabel la sobrina era una niña muy risueña , con una gran sonrisa siempre en la que faltaba un diente el incisivo central. Junto con sus dos coletas largas coletas morenas , y sus dos ojos verdes ,la hacían a sus 8 años una niña que inspiraba mucha ternera .Inés conducía, estaba bastante nerviosa, le daba miedo poder fastidiarla y no hacer que Ana estuviese a gusto, le había costado mucho que ella se empezara a abrir y ahora que lo estaba haciendo las dudas de poder asustarla o hacer algo que la incomodase era muchas.
Ana e Inés apenás intercambiaron palabras durante el trayecto al pequeño pueblecito de la costa alicantina, la voz emocionada de Isabel era lo único que se escuchaba en aquel coche.
Después de cuarenta y cinco minutos de viaje el coche paro, había llegado a su destino. Ana se quedó sorprendida al bajar de coche, el sonido del mar era estridente allí,sin ni siquiera tener contacto visual con el era tapado por la hilera de casitas bajas algunas de dos pisos de color blanco, justo enfrente al lado de la estrecha carretera en la cual habían aparcado , una inmensa pinada con una densa vegetación y grandes pinos.
Los cuatro caminaron hacía una de las casa bajas , nada mas Inés abrir la puerta los dos niños Isabel salió corriendo con Marcos de la mano atravesando el patio interior y subiendo por las escaleras hacia la parte de arriba, .
Isabel tiene una habitación arriba y estará sus juguetes-. Dijo Ines-. Ven Ana te voy a enseñar algo seguro que te encanta -. Cogió a Ana de la mano y se abrió paso por la casa hasta llegar a un salón se encontraba a oscuras con las ventanas cerradas , allí había una puerta vieja puerta de madera, la abrió y salieron al exterior-. ¿Te gusta?
Ana desde el momento que estuvo ahí fuera quedo enamorada del lugar, le parecía el lugar más bello en el que nunca había estado . Era una especie de porche con dos columnas formando una especie de pórtico griego rodeado de un muro de 30 centímetros rodeándolo , salvo entre las dos columnas para permitir el paso. A cada lado la misma estructura se repetía formando un conjunto del que solo se distinguían unas de otras por pequeños detalles como el color de los azulejos del pequeño muro o por el color que estaban pintadas las columnas. A 10 metros del porche el mar Mediterráneo en calma sin apenas oleaje ,de aguas cristalinas , después una arena fina de un color amarillo claro y sólo le separaba de eso una pequeña acera de apenas un metro.
Me encanta es precioso-. Contestó Ana emocionada-. No había estado en un lugar tan bello como este en mi vida.
Pues puedes venir todas las veces que quieras Ana, sólo tienes que decirmelo. Yo vengo mucho cuando necesito liberarme un poco de todo, es mi escondite para escapar de todo Si quieres lo podemos compartir-. Mientras hablaba se desprendía del vestido amarillo que llevaba y mostraba su cuerpo tras un bikini blanco-.¿Nos damos un baño?.
Inés se me a olvidado traerme el bañador, bañate tu no importa-.Mentía, hacia mucho tiempo que no iba a la playa, desde que era pequeña e iba con su padres cuando todavía eran una familia feliz y no en lo que ahora se habían convertido, y no tenia.
¿Cómo no me va importar tonta?-. Dijo Inés indignada no entendía que Ana no quisiera o no supiese pedir nada, ni siquiera un simple bañador-. Entra dentro, la segunda puerta a la izquierda es mi habitación , abre el armario y coge el bikini que quieras.-. Miró a Ana y como anticipándose a lo que está iba a decir-. No admito un no por respuesta, y ya sabes que puedo ser muy terca. Así que tu eliges o nos pasamos un hora , que si que no , que si , que no....hasta que lo hagas o lo haces ya y no perdemos el tiempo.

Ana se quedó impresionada al abrir el armario de la habitación de Inés. Con una increíble cantidad de ropa, toda parecía cara, tan sólo alguna prenda de las que allí había costaba más que toda la que tenia ella . Se quito la ropa y se puso el bikini azul claro, casi celeste que había elegido de entre los muchos que Inés tenia en su armario . Se miró al espejo y se sintió rara , enfundada en el bikini no se veía tan poco atractiva como solía verse, miraba su cuerpo de una forma diferente a como lo hacía siempre y por primera vez en mucho tiempo se sintió por un momento bella.
Ya fuera sus pies tocaron la arena, el sol brillando con fuerza hacia que está casi quemará las planta de estos . La playa estaba completamente desierta, sólo su hermano e Isabel correteaban de un lado riendo, Inés que se encontraba tumbada cerca de orilla que la estaba mirando como caminaba hacia ella..
Ven tumbate aquí a mi lado-. Dijo Ines mientras daba ligeros golpes con la mano a la toalla sobre la que estaba tumbada-. Mientras Ana se tumbaba observo su cuerpo, estaba excesivamente delgada aunque no dejaba de ser una persona muy atractiva por eso , el color de su piel era bastante blanco en comparación con el tono de la suya muy moreno y tostado, se fijó en su vientre cerca del estomago, tenía una zona muy morada y con partes marrón oscuro. Con ella ya tumbada puso su mano sobre el hematoma-. ¿Te duele Ana?
No, no te preocupes,-. Se quedó muy cortada al ver como Inés ponía su mano sobre su vientre y más aún al ver que está se refería a la marca que le había hecho su padre el viernes. Si se hubiese dado cuenta no se hubiese puesto en bikini, pero no lo recordó al cambiarse ahora se sentía estúpida por ello.
¿Cómo te lo has hecho?¿Que te pasó?-.Pregunto Inés preocupada.
Me di un golpe , no tiene importancia-.
Para mi si la tiene Ana, aunque no lo creas o no quieras creelo..- Por la forma en que Ana la contestaba sabía que algo había detrás y que no era simplemente un golpe. No quiso insistir más, aunque lo hubiese deseado , pero no quería hacerla sentir mal , además que su objetivo era conseguir que se lo pasará bien y seguir ganándose su confianza , sabía que algún día lo haría y que le contaría todo lo que guardaba dentro y podría ayudarla.. Ahora no era el momento y quiso cambiar de tema-. Ponte crema anda, que te vas quemar-. Dijo mientras le pasaba un bote.
Si mami -.Bromeo Ana, cómo si al dejar de hablar de ella , de su hematoma , hubiese vuelto a estar relajada y alegre. Las dos rieron.

Regreso

Después de un tiempo ausente , en el que por varios temas no he podido postear. Vuelvo con la historia de Ana y espero esta vez continuarla y que no se vuelvan a producir cortes en ella.
Un saludo a los que me leen!